Quédate en mi vida, que ya es más tuya que mia, dime qué me amas y que podemos resolver esto juntos.
Que no estás dispuesto a qué todas nuestras noches y días juntos se pierdan en el olvido, que soy el amor de tu vida como tú eres de la mía.
Ruégame que yo también voy a rogarte que no me dejes perderme en el abismo.
Estás cosas que nos separan parecen tontas al compararlas con los problemas de la actualidad, está separación es estúpida también.
Yo prometo y tú prometes.
Una vida llena de risas y yo una vida llena de amor.
En qué cabeza cabe que todo esto es el final, si aún huelo tu perfume en mi cama, entre sábanas que no me atrevo a cambiar. Y tú risa es la imagen permanente de mis ojos cerrados y tú abrazo es la única forma en que encuentro consuelo para dormir.
Ye la paso en la ventana por si es que decides venir a arreglar las cosas, porque yo estoy dispuesta a darlo todo por ti.
Y no es falta de autoestima ni falta de amor propio, es que no puedo renunciar así nada más a la vida que imaginé contigo.
Imaginación. Es lo que me vuelve loca.
Te imagino a ti, amando a alguien más, y simplemente dejo de existir y me convierto en carcaza de lo que algún día fui.
Y pienso, pienso y pienso.
¿Qué hice mal? ¿Será así siempre?
Yo corriendo detrás de un amor que no me ama. O ¿qué no me ama lo suficiente para venir por mi?
Y pensé que ibas a ser tú.
Pensé que caminaría mis juntos frente a un altar simbólico, que uniera nuestras vidas, que ya estaban juntas, para la eternidad.
Cada hora que pasa me convenzo de que ya no será.
Ya no será, verte envejecer.
Ya no será tampoco criar hijos ni tener un hogar.
Porque quien quiere hace.
Quién ama vuelve.
Y yo nunca me fuí.
Aquí sigo.
Aquí seguiré.
Tonta, tonta tonta...
Tonta y enamorada.
Yo nunca me voy...
Comentarios
Publicar un comentario